Las sucesivas experiencias realizadas y la búsqueda de nuevas dinámicas pedagógicas han tomado corporeidad en La Llave de Elda. Su principal virtud estriba en que desvela y aumenta el valor de los lugares que visita, casi siempre insustanciales con los ojos de la cotidianeidad. Para esto, utiliza la metodología de la inmersión; La Llave de Elda abre un libro vivo e inmenso en el que es posible aplicar los conceptos académicos activa, sensitiva y constructivamente, junto con otros inherentes al espíritu del proyecto: el civismo, la identidad, el respeto a lo conseguido por otros, las conexiones de la historia y tantos valores más que encontramos durante las rutas. Sintetizando en una simple frase, La Llave de Elda es el libro con botas. Tampoco es desdeñable la sinergia tramada entre instituciones públicas, privadas y personas, cuya implicación ha conseguido que La Llave de Elda no haya sido un intento más de los que se inician con ilusión, pero se frenan por la desesperanza.
Clemente J. Juan
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